Es la hora de los balances, de las síntesis y del concepto claro para tirar hasta las generales. Es la hora de que nadie se autoengañe con la cosa de la "reflexión". Es la hora para decir un par de verdades para que los políticos no nos engañen. Todos dirán mañana que han ganado. Falso. Todos hemos perdido, sencillamente, porque los terroristas estarán en las instituciones locales. Zapatero es el principal responsable de la perversidad y el PSOE su principal instrumento para consolidar a los terroristas en las instituciones. Sus votantes son sus principales cómplices.
El cronista espera los últimos datos de las elecciones para aportar alguna novedad a su crónica. Hace mal. Porque el dato decisivo de la elección lo conocemos hace tiempo. Más aún, ha sido escrito ya por la historia oficial. Los historiadores cercanos al Gobierno han dicho, antes con alborozo que pesar, que los terroristas pueden presentarse a las elecciones. A los historiadores oficiales les importa una higa que la Fiscalía General del Estado haya perdido su legitimidad. Menos les preocupa que el Tribunal Supremo haya quedado en ridículo ni que el Constitucional sea visto como un vulgar grupo de intereses a favor del socialismo en el poder.
El paso dado el día de las elecciones es sencillo de sintetizar para la historia de Zapatero y sus gentes. Pasará a los anales de la historia, si me permiten la metáfora, no tanto porque "celebremos" el día que Caín mató a Abel, sino porque por eso, por matar exactamente a su hermano, se le concederá un premio, un altísimo galardón. Zapatero no sólo ha llevado a los criminales a las instituciones, sino que por ello espera un premio. El premio gordo del poder. Eso es todo lo que nos hemos jugado en estas elecciones.
Ese es el dato decisivo. Naturalmente, habrá gente que se engañe diciendo que el PP se mantiene, e incluso gana unos cuantos de miles de votos. Si estas elecciones fueran contempladas como antecedentes de las generales, abrirían ciertas esperanzas de cambio. Muchos creen que habrá una nueva alternativa política. En fin, el cuento de la lechera es bueno para estas ocasiones: si las elecciones del 27-M actúan como primarias, quizás pierda el PSOE las próximas generales. Vale. Todo eso está bien. Pero siempre nos quedará pendiente no tanto el asunto del terrorismo como el del pacto socialista con el terrorismo.
Nadie podrá sustraerse fácilmente de la gran verdad: Zapatero ha llevado a los terroristas a las instituciones. Ha dejado que ETA participe en un proceso electoral como si fuera una fuerza política pacífica. En cualquier país del mundo esto se vería con horror y estupefacción, pero en España la opinión pública está tan pervertida que una extensa capa de la población no sólo lo ve con buenos ojos, sino que se lo ha premiado con su voto al PSOE. Eso es todo.